Cuando un grupo legendario decide sacar un nuevo disco me resulta como esos días donde llaman al timbre de mi casa y al abrir la puerta, aparece un amigo al que llevas sin ver mucho tiempo y te provoca una alegría inmensa volver a verlo. Y si además el disco es tan bueno como el que nos ocupa, la alegría es aún mayor. Y es que el octavo disco “Big Money” tuvo una gran aceptación a nivel mundial. Era un muy buen disco, por lo que el problema de este “Precious Metal” es saber si al menos estará a la altura del anterior… y la respuesta trataremos de analizarla con rigor y la difícil neutralidad que pueda aportar alguien declarado fan incondicional de esta gran banda.
Una de las cosas que llaman la atención sobre este grupo es la estabilidad que han conseguido en cuanto a la formación de sus músicos. Jimi Bell, su soberbio guitarra sigue estando con su fundador, el cantante James Christian, B.J. Zampa a la Batería, Chris McCarvill al bajo y Jeff Kent a los teclados. La banda tiene la seguridad y el buen estar que solo te da el paso del tiempo, además de las miles de horas de trabajo juntos. Solo decir para aquel que no lo sepa, que Jimi Bell estuvo a punto de ingresar con Ozzy Osbourne antes que Zakk Wilde, y eso que en el mundo del Rock es como ganar un Oscar al mejor actor, dice mucho del talento de este guitarrista. A veces, y siempre según mi opinión, intenta hacer los solos de guitarra un poco más rápido de lo que realmente puede, pero estamos ante un monstruo de las seis cuerdas. Todos los miembros son realmente buenos y quizás solo el mejor Tommy Aldridge de los primeros discos podría mejorar la formación actual.
El disco lo abre la fabulosa Battle con un sonido de guitarra aplastante y unos teclados decorando el cuadro con sonidos de la primera época. Resulta sorprendente como James sigue conservando la voz en tan buena forma. Canta a un nivel soberbio, parece que estemos en su debut 30 años atrás. Buenos coros y el solo de guitarra sobresaliente. No se puede pedir más.
I´m breakin´ free con unas guitarras muy setenteras, pero que resultan muy apropiadas para el tono general del disco. Yo siendo sincero la hubiese puesto de las últimas del disco ya que me parece de las más flojas. Afortunadamente lo arreglan con la siguiente llamada Epic, donde las teclas y el guitarra cobran el protagonismo que tenían antaño con Greg Guiffria y Lanny Cordola o Doug Aldrich. James canta a un nivel altísimo, como si quisiera hablar a una señora de un noveno piso desde la calle. Seguro que le entendía. Está claro que los años pasan para todos, pero es innegable que sigue en una gran forma. Live every day dota al disco de la dosis de tranquilidad que necesita todo disco que va a toda prisa. Siempre se agradece que los grupos que saben hacer música de Hard Melódico nos muestren el abanico de registros que proporciona el mundo del Rock, y los medios tiempos bien hechos como este caso, es una buena muestra de ello. Permission to die podría estar perfectamente en su genial álbum Sahara, o su genial álbum homónimo de debut. La canción en general circula por las pautas típicas de su sonido melódico y los coros son simplemente sensacionales. El solo de guitarra absolutamente fuera del catálogo de los guitarras mediocres, raya a un nivel altísimo… el que tienen los guitarras elegidos. Sensacional el bueno de Jimmi. Precious Metal es deliciosamente bella, resulta como viajar en velero en noche de luna llena por aguas cristalinas acompañados por delfines y preciosas sirenas. El trabajo otra vez a las voces y las guitarras te atrapa y todo a tu alrededor carece de sentido… tu mente solo puede prestar atención a algo tan soberbio, tan bien hecho que no querrá atender a otra cosa. Llega a rozar la inalcanzable When the children cry de White Lion. Casi casi.
Swimmin´ with the sharks devuelve otra vez el sonido hard melódico del grupo con otro solo apabullante del Mr. Bell. Sobrecogedor… con solos así no resulta extraño que llegara al casting final junto a Zakk Wilde para entrar con Ozzy. Temazo lleno de energía con las gotas de calidad necesarias para poder estampar el sello de House of Lords en sus posaderas. La algo oscura Raw con el magnífico trabajo vocal de James y otra vez el solo de guitarra al alcance de muy pocos. No sé a vosotros, pero a mí me encanta este tema, con coros que me recuerdan a los primeros Judas Priest (no me he vuelto loco, ya veréis). Enemy mine con el valor de un Picasso o Van Gogh, cuenta con la impagable voz de su esposa Robin Beck, lo que hace que quiera oírla una y otra vez… Pagaría dinero por asistir a las fiestas de cumpleaños de estos dos. Me imagino a James con una guitarra acústica y al matrimonio cantando duetos imposibles con temas propuestos por el selecto grupo de invitados. Si uno sube dos octavas, el otro/a sube tres más… debe resultar de lo más entretenido y en este tema dan muestras de ello, ya que si uno canta bien, la otra lo hace mejor y más alto. Impactante este tema, que tú querido oyente deberías de apreciar con el cariño con el que se mira un carísimo reloj de pulsera que te acaban de regalar por tu cumpleaños.
Action con toques de los Dokken de finales de los 80’s, resulta uno de los mejores temas del disco sin discusión. Está tan bien hecho que si te dejas largas las patillas, te pones unos vaqueros elásticos que marcan paquete y vuelves a fumar Fortuna, creerás que tienes 20 años otra vez. No es por ser pesado pero el solo de guitarra te dejará estupefacto. Que buen disco se ha marcado esta gente… pero no se vayan todavía, aún hay más. Turn back the tide vuelve con otra sesión de sonido primigenio de pura clase ochentera, coros marca de la casa, buenos giros musicales y aquí es donde me vais a perdonar pero le voy a dedicar unas últimas líneas a este solo de guitarra… el bueno de Jimmi decide reencarnarse por unos momentos en el inalcanzable Randy Rhoads y se marca un soberbio, magnífico, maravilloso, alucinante solo de guitarra que francamente, existen ocasiones en las que uno está más acertado y otras veces menos. Desde luego aquí, no sé lo que desayunó el bueno de Jimmi, pero le aconsejo que si puede hacer solos como este, no lo deje… con solos así alcanzará pronto el Top 10 mundial. Que prodigio de técnica, Dios mío.
You might just save my life parece sacado de cualquier disco de Boston musicalmente hablando, solo que con la diferencia del tono desgarrador de James. De tono Setentero, gustará más a los talluditos que a las nuevas generaciones. Otra vez el solo escalofriante de este genial guitarra que cierra un disco fabuloso, lleno de variedades y que desde luego no deja de sorprenderme la variedad en la composición del gran James Christian. Si eres un fan de la banda te gustará sin duda, y si no lo eres aún, con trabajos como este seguro que te atrapan. A mí lo hicieron hace mucho tiempo…
Nota: 9
Whizard