Tras irrumpir con fuerza hace un par de años con un magnífico debut, el quinteto liderado por el carismático vocalista Toby Jepson (Little Angels, Gun, Fastway) regresa con una nueva entrega bajo el brazo. Su receta para revitalizar el hard rock sigue intacta y sin fecha de caducidad, por lo que cada uno de los doce cortes de este nuevo trabajo es una inyección de rock atemporal que hará las delicias de los paladares más exquisitos.
El viaje arranca con las guitarras tomando forma y cogiendo fuerza en el crescendo inicial de “Any Other Way”, que nos va poniendo en situación hasta desembocar en un estribillo de tintes hímnicos sencillamente demoledor. Y casi sin solución de continuidad irrumpe “As Black As Sin”, que se abre con un riff sucio y ácido que da pie a Jepson para rugir cual Bon Scott, uno de sus referentes ineludibles.
Ya en su primera obra dejaron claras sus principales referencias y en esta ocasión la deuda con Thin Lizzy resulta más que evidente en el single “Joke’s On You”, que rezuma pura esencia Lynnot por doquier y en el que Wayward Sons hacen gala de su fino sentido del humor.
“Dirty White Lies” podría ser un tema de rock clásico escrito en tiempos de Slade o The Sweet, si no fuera por un estribillo más cercano al rock contemporáneo que funciona como el puente perfecto entre pasado y modernidad y que hace que esta canción tenga algo de adictivo.
La furia se desata con el huracanado riff de “Feel Good Hit” y te atrapa sin remedio mediante un estribillo tan machacón como pegadizo, en lo que es la tormenta perfecta antes de la calma que impone “Fade Away”, una delicada balada cuyo solo de guitarra pareciera brotar de los mágicos dedos del mismísimo Brian May.
Otra vez los juegos de guitarras marca Lynnot y compañía resuenan en “Long Line Of Pretenders” que, aunque pueda estar aventurándome, es un tema que no puede evitar recordarme en su esencia a ese “Since You’ve Been Gone” escrito por el genio de Russ Ballard y popularizado por Rainbow, mientras que “If Only God Was Real” es puro sarcasmo y flema británica a ritmo de mala leche.
Por su parte, “The Truth Ain’t What It Used To Be” y “Punchline” resultan tan eclécticas en sus arreglos que bien podrían contentar al más acérrimo fan de grupos como sus compatriotas The Wildhearts, algo similar a lo que ocurre con “Us Against The World”, que envuelve el final del álbum con una atmosfera lisérgica casi grunge.
Con todos estos ingredientes mezclados con gusto, Toby Jepson regresa por méritos propios a la primera división del rock gracias a un trabajo que se puede escuchar y disfrutar como si fuera un viaje a través de las últimas décadas de la música que amamos.
85%
Efrén Rodríguez
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