El pasado 19 de abril nos dábamos cita los rockeros de la capital para ver a los británicos, Lionheart, una banda nacida a los albores del NWBOHM pero con tan solo dos discos editados, uno del 84 y otro, tres décadas después, en 2017. Su escueta discografía, a priori, no parece el reclamo suficiente para asistir a un concierto, sin embargo para mí había dos motivaciones fundamentales para acercarme a verlos, una, era disfrutar en vivo de sus dos álbumes, el inolvidable Hot Tonight y el nada desdeñable, Second Nature, y el segundo aliciente era, ver a unos pesos pesados de la escena rockera, juntos, en directo.
Es cierto que tenemos oportunidad de ver muchas bandas en nuestro país, gracias al incansable animo de nuestros promotores, sin embargo, no todos los días tenemos a músicos de semejante calado encima de las tablas de nuestras salas, y eso lo sabíamos unos cuantos privilegiados, no muchos, quizá ochenta, y por eso allí nos plantamos en la Caracol, un jueves.
La banda se compone, nada menos, que de Dennis Stratton y Steve Mann a las guitarras, Rocky Newton al bajo (los tres miembros originales de la formación), Clive Edwards a la batería y Jimi Anderson a la voz. Dennis Stratton ha tenido una larga trayectoria en Praying Mantis y fue guitarra de Iron Maiden en su primer disco, Steve Mann y Rocky Newton, ambos en las filas de Schenker, y Clive Edwards en UFO, así que mal se tendría que dar para que estos monstruos no dieran un concierto memorable.
Aunque todo hay que decirlo, también íbamos con cierta expectación, ya que la banda no tenía un gran rodaje en directo, además de haber incorporado al nuevo cantante, desconocido para la gran mayoría, hace apenas unas semanas. El cómo se iba a desenvolver Jimi Anderson dentro del combo era toda una incógnita, de hecho, el disco fue grabado con Lee Small y sé fehacientemente, que había ganas de verlo en directo, pero esta vez no pudo ser. Conocíamos el trabajo de Anderson por un reciente disco en solitario y por algunos vídeos con su banda de versiones de Foreigner y Journey, y no parecía hacerlo nada mal, pero tendríamos que verle en directo para poder acreditar que estaba a la altura de sus compañeros.
El concierto comenzó a las 22:15, afortunadamente vimos unos teclados encima del escenario, así que no íbamos a sufrir una teclas pregrabadas, ¡buen augurio!
La noche arrancó con Give Me Light, de su último disco, la dupla rítmica, Clive Edwards, Rocky Newton con un sonido recio y potente, para caerte de patas, hard rock setentero para abrir el show. Continuaron con tres temas de primer disco, todo un clásico para muchos de los fans, Hot Tonight, Wait For The Night con Steve Mann, a dos bandas, teclados y guitarra y Die for Love, pandereta en mano, Anderson defendiendo uno tema con algunos pequenos problemas de sonido, que afortunadamente se resolvieron al momento. Cabe destacar los coros, ya que todos los miembros de la banda armonizan sus voces a la perfección, todo un lujo en los tiempos que corren de coros pregrabados, oir los coros en directo no tiene precio.
El cantante Jimi Anderson interactuó toda la velada con los presentes, su simpatía, naturalidad y su parloteo en español ganó al público desde el primer momento, es un fantástico cantante aunque las letras las llevase recién aprendidas, pero os aseguro que ni nos acordamos de Lee Small. El resto de la banda más comedida, muy centrada en su tarea, pero muy naturales, no percibimos absurdos egos, ni postureo, ¡qué clase!
Caerían más temas de su reciente trabajo, Prisoner , Angel with dirty Faces , 30 Years.
Ya, hacia la mitad del concierto presentación del guitarrista de Steve Mann, que resulta ser, uno de los compositores del mítico Anytime de Schenker, y como no pudimos escucharlo cuando vino el teutón a España, ahora si íbamos a tener la dicha de hacerlo. Fue uno de los momentos álgidos de la noche, ¡como no!. Mann haciendo las veces de Schenker, maravilloso a las seis cuerdas y un Jimi Anderson, nada que envidiar a McAuley. Desde hoy, me declaro fan de Anderson.
Siguieron Dangerous game, Towers Of Silver y por fin el esperado, por todos, creo, Don’t Pay The Ferryman, una revisión del clásico de Chris de Burgh, que en directo es un auténtico trallazo, y cómo han conseguido darle ese toque rockero y vibrante.
Cayeron también Heartbeat Radio, Lionheart del último disco y para cerrar, toda una sorpresa, el Doctor Doctor, muy bien ejecutado aunque quizá nos gustó más el Anytime, no obstante un gran broche para una noche de rock puro, sin artificios.
Algo corto se nos hizo, hora y cuarto, pero salimos satisfechos y con la firme creencia de haber visto una banda de primera división y una entrada incluso barata para la experiencia que acabábamos de disfrutar.
Alicia Albertos

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